Limpiaparabrisas, un elemento más en la prevención de accidentes | EduVia (Educación Vial) ::: 17 Años :::

¿Cada cuánto renovar las escobillas de nuestro automóvil?. Indican los mecánicos, tener en cuenta que a los seis meses comienzan a ‘deteriorarse’, en el sentido de que «pierden efectividad». Por esta razón los expertos recomiendan que, de la misma manera que se revisa periódicamente el estado de las ruedas del coche o el aceite, cada año se cambien los limpiaparabrisas; en zonas lluviosas la acumulación de agua en el ángulo principal de visión del conductor puede provocar más de un susto.

Sin embargo y paradójicamente, es el sol y, por tanto, el verano, el peor enemigo de los limpiaparabrisas porque su exposición a los rayos solares hace que el caucho, material con el que se elabora este componente del coche, pierda flexibilidad y capacidad para evacuar el agua.
Las principales razones por las que también se deterioran tan rápidamente, además de la acumulación de agua, se centra en la cantidad de insectos, suciedad y barro a eliminar. Hay que tener en cuenta que un limpiaparabrisas, antes de ser retirado, realiza cerca de medio millón de barridos, el equivalente a 800 kilómetros.
El deterioro de una escobilla en un año equivale a una pérdida de agudeza visual de dos a tres décimas, asegura un fabricante, de ahí las consecuencias que puede acarrear conducir un coche con un limpiaparabrisas en mal estado.
Dicho esto conviene recordar la necesidad de cambiar los limpiaparabrisas del coche una vez al año por lo menos. El mejor momento para sustituir estos brazos de caucho es el otoño, antes de la llegada del invierno y de las fuertes lluvias, aunque depende de cada comunidad y del uso que se dé al vehículo.
En las zonas donde las condiciones atmosféricas sean muy adversas (donde nieve o granice mucho, etc.) se deberán revisar los limpiaparabrisas cada seis meses y valorar su sustitución por otros nuevos.
La mayoría de los conductores aseguran que es uno de los componentes que más pasan desapercibidos, -mientras se muevan sirven-, opinan. Sin embargo, hay que fijarse en los ‘avisos indirectos’ que los propios limpiaparabrisas emiten:
Ruidos chirriantes. Si las lunetas están limpias y las escobillas hacen ruido es la prueba evidente de que los limpiaparabrisas están gastados.
Falta de uniformidad. Otra de las señales inequívocas de que ha llegado la hora de sustituir los limpiaparabrisas es que su barrido no es uniforme, limpiando bien sólo en algunas zonas y sin quitar la suciedad.
Medidas para evitar su deterioro
Es importante que cuando se deje el coche estacionado en la calle durante una nevada o una fuerte granizada se mantengan levantados los limpiaparabrisas, así el caucho no se pegará al cristal y no se deteriorará la luneta ni la escobilla
Durante fuertes heladas conviene colocar un cartón entre el cristal y los limpiaparabrisas, así se protegerán mejor los cristales.
Es necesario limpiar la suciedad que no se ve pero que se acumula en la parte interior de los limpiaparabrisas. Se puede utilizar un trapo húmedo o seco e incluso alcohol.
Como se hace con las ruedas, es importante llevar en el maletero unos de repuesto y no sólo por su fácil deterioro ante las inclemencias meteorológicas, sino porque cada vez es más habitual encontrarse el coche con los limpiaparabrisas rotos, sobre todo si pasa la noche en la calle.
Avisadores automáticos
Los conductores que alegan no darse cuenta del momento en el que tienen que cambiarlos pueden incorporar un ‘indicador de desgaste’. Se trata de un dispositivo, situado en el interior del coche, que avisa al conductor de la necesidad de cambiar estas escobillas. El sistema es sencillo:una pastilla redonda, pegada a la armadura de la escobilla, se coloca ante los ojos del conductor y ésta irá cambiando de color -del negro al amarillo- a medida que la goma se vaya deteriorando. Una vez que alcanza el color amarillo se entiende que los limpiaparabrisas son inservibles. Los fabricantes recomiendan «no dejarse seducir por los de muy bajo precio y optar por un conjunto de limpiaparabrisas que sean compatibles con el modelo del coche, al mismo tiempo que cumplan con las garantías de calidad y seguridad.