«Creo que ésta será la década de la Educación, Formación y Concienciación»
Manuel Nogales, director del servicio de Consultoría de Etrasa

Los ámbitos de actuación previstos en la estrategia de Seguridad Vial desarrollada por la DGT para la presente década se centran, muy especialmente, en la formación y educación vial, antes, durante y después de la consecución del carné de conducir. En todas esas medidas, las autoescuelas realizan un papel protagonista.

Recordamos que en la pasada década nuestro país obtuvo un éxito rotundo con la reducción del 56% del número de fallecidos en accidentes de tráfico y se constató una mejora en el uso de los sistemas de seguridad como el casco, el cinturón de seguridad, la disminución de la velocidad media y el descenso del consumo de alcohol.

El carné por puntos fue una de las medidas estrella, así como la instalación de radares y el despliegue de controles de alcoholemia.

No cabe duda de que todas ellas son acciones necesarias y que van dirigidas a conseguir esa reducción de la accidentabilidad tan vital en nuestra sociedad. Pero a su vez, echamos en falta otro tipo de acciones como las que inciden en la educación, formación y concienciación de los usuarios de la vía pública.

¿Qué nos depara esta nueva estrategia para la presente década?

En primer lugar se observa una alineación con la UE en las orientaciones políticas sobre seguridad vial 2011-2020 y su programa de acción europeo de Seguridad Vial (PASV).

En segundo lugar, quiero destacar los cinco valores que enmarcan las actuaciones a desarrollar:

1.  Derechos y deberes compartidos los usuarios y diseñadores del sistema son copartícipes y cooperantes del sistema.
2.  Movilidad sostenible saludable para los usuarios y respetuosa con el medio ambiente.
3.  Usuarios seguros educados, formados, informados, concienciados y responsables.
4.  Carreteras y entornos seguros carreteras diseñadas en función de las capacidades humanas y tecnológicas.
5. Vehículo seguro protector de los usuarios.

Todos ellos son valores que comparto y apoyo y que, además, son con los que la sociedad está identificada. No puedo dejar de resaltar uno de esos cinco valores, “usuarios seguros”, que busca la educación, formación, información, concienciación y responsabilidad y esto supone un gran salto cualitativo en el diseño del plan estratégico para la próxima década.

Siguiendo con el análisis, observo que las prioridades de la estrategia están orientadas a dar respuesta a los principales focos de accidentabilidad en España:

1.  Proteger a los usuarios más vulnerables.
2.  Potenciar una movilidad segura en la zona urbana.
3.  Mejorar la seguridad de los motoristas.
4.  Mejorar la seguridad en las carreteras convencionales.
5.  Mejorar la seguridad en los desplazamientos relacionados con el trabajo.
6.  Mejorar los comportamientos en relación al alcohol y velocidad en la conducción.

Posteriormente, el plan desglosará estas seis prioridades en objetivos operativos y marcará los indicadores que acotan y sirven de medición sobre la consecución de esos objetivos.

Realmente estos indicadores son ambiciosos y motivadores para todos aquellos que trabajamos por la mejora de la Seguridad Vial y luchamos por implantar en nuestro país una movilidad segura y sostenible.

Pero no me quiero extender con cuestiones técnicas del ámbito de la estrategia y quiero centrarme en lo que creo que le interesa principalmente al sector de la formación vial: todas las acciones que se deben desarrollar e implementar en la puesta en marcha de las acciones del plan, destacando la de “usuarios seguros”, ya que implican actuaciones que van dirigidas a la educación, formación, información, concienciación y responsabilidad tal y como se ha comentado.

¿Qué actuaciones tiene previstas la DGT en cuanto a educación y formación?

La DGT se centra en tres ámbitos de actuación:

1. En el entorno educativo.
2. En el acceso a la conducción
3. En la actualización de conocimientos

De los tres bloques de acciones mencionados, quiero resaltar diferentes cuestiones. En primer lugar, la idea que subyace de potenciar la educación vial, tanto en la educación primaria, como en la secundaria, cuestión que beneficia ya que nos indica la importancia que se le pretende dar a la educación y formación. Y eso me hace recordar la frase de Bertrand Russell, “los educadores, más que cualquier otra clase de profesionales, son los guardianes de la civilización”. Quizás los formadores viales no tengamos esa pretensión, pero sí la de incidir en la seguridad vial en nuestra sociedad.

Pero quiero referirme ahora a las medidas a implementar a corto plazo (y que desarrollaremos en próximos números de Travesía) que, según el plan estratégico, son:

• Implantación de la conducción acompañada.
• Promover la Formación presencial de seguridad vial en las escuelas de conducción.
• Potenciar los contenidos en seguridad vial y conducción eficiente en las pruebas teóricas de acceso a la conducción.
• Incorporar en la formación profesional reglada la profesión de profesor de formación vial.

Éstas, entre otras medidas, deben sentar una base sólida en la formación de conductores y los centros de formación, las autoescuelas, ser referentes para el desarrollo e implementación.

Creo que esta década será la década de la educación, formación y concienciación y todos juntos debemos aceptar este gran reto y estar preparados para conseguirlo, hacerlo realidad y lograr que nuestra sociedad disminuya la accidentabilidad por la vía de la información, formación y concienciación.

Seguiremos escribiendo e informando sobre el desarrollo de este plan estratégico, cuya primera revisión serán en 2015, así como lo que ocurre en la UE.

En conclusión, una buena noticia dentro del maremágnum social y económico que estamos viviendo.

Fuente: Revista Travesía