En un todo de acuerdo con la autora me permito reproducir esta nota en EduVia para que la aprovechemos si realmente queremos encarar una acción más profunda y sólida para combatir el flagelo de la inseguridad vial. Quizá no sea fácil de implementar, quizá en algunos lugares ya se esté haciendo -de hecho hay iniciativas al respecto – pero vale una mirada más, una mirada profunda que nos tiene que advertir que nada se construye de un día para el otro, quizá destruir una sociedad vaciándola de valores humanos sea mucho más fácil que volver a restituirla y más aún consolidarla pero, si no comenzamos YA desde las bases, seguiremos gastando recursos en acciones esporádicas y espasmódicas que no llegan a dar el resultado esperado.
La autora de este trabajo propone una acción integral partiendo de la familia y no es necesario realizar un gran esfuerzo para comprobar que hoy la familia sigue en crisis, ya no decimos » entró en crisis» porque hace muchos años que se la vapulea para destruirla y reemplazarla por otras formas de organización pero mientras no se restituya esa célula tan importante y básica de la sociedad, seguiremos viendo como ésta sigue buscando un rumbo a través de otros caminos no menos importantes pero sí menos valiosos para un individuo.
Buscar la estabilidad, la seguridad, el bienestar de una familia, sancionando leyes pensando no sólo en individuos sino en familias, proteger sus derechos y valorar su misión en la sociedad, es responsabilidad del estado. Hoy – tenemos que tomar conciencia- nos distraen proponiéndonos desde diversos estamentos de poder y con intereses no muy claros, que la familia ya no es un valor, que cada cual puede destruir sus vínculos en cualquier momento y por cualquier causa sin consecuencias lo cual no es verdad, siempre las consecuencias son muchas y dolorosas. Trabajar los vínculos familiares y sostener el grupo familiar a pesar de las contrariedades, nos hará mejores personas y mejores ciudadanos y siendo mejores ciudadanos también seremos mejores conductores y nos cuidaremos unos a otros.
María Inés Maceratesi
El tránsito, un problema social
Por: María Teresa Corrales Llaves
La situación del tránsito constituye hoy un problema social y como tal, es responsabilidad de toda la sociedad asumir la transformación hacia una situación más saludable. Es una preocupación social que cada día adquiere más fuerza y encarar una efectiva educación vial preocupa, tanto a nivel social como educativo por las consecuencias, tanto personales como socioeconómicas que se derivan de los accidentes.
A nivel escuela, la preocupación pasa por ver cómo se desarrolla una eficaz tarea preventiva pero, lo primero que hay que asumir es que la educación vial es un tema de educación cívica y que el primer agente educador para la acción cívica es la familia porque es el ambiente en el cual se desarrolla la base de toda convivencia partiendo de derechos y deberes que luego serán ejercidos por los ciudadanos como usuarios de la via pública.
Sabemos que las normas que regulan el tránsito existen pero que generalmente no se cumplen porque en realidad lo que está en juego no es la norma en sí misma sino un ejercicio previo de hábitos y actitudes que nos permitan considerarlas como un bien social impulsándonos a respetarlas como una opción personal y comunitaria a favor y en defensa de la vida humana.
Y en el caso de la seguridad vial no debe considerarse únicamente desde acciones de prevención sino desde el reconocimiento de una serie de valores a poner en acto que facilitarán la tarea. Algunos de esos valores son: el respeto, la solidaridad, la responsabilidad, la percepción del riesgo, la tolerancia, la libertad, el orden, la autonomía.
La educación vial no debe pasar solamente por la adquisición de conocimientos sobre seguridad vial (reconocimiento de señales viales, uso del cinturón, etc.) sino como una formación o educación cívica tendiente a organizar la convivencia y reconocer los derechos de los demás.
El desafío es claro: necesitamos aprender a vivir en comunidad, a desarrollar hábitos de convivencia ciudadana, de autonomía y respetar las normas básicas de convivencia desarrollando el sentido de la responsabilidad, esas son las bases fundamentales sobre las que debe apoyarse la educación vial.
El rol de la familia
La formación en valores en un niño comienza en el hogar; es vital el rol que tiene la familia a fin de orientar y dirigir una adecuada Educación Vial, con la participación de todos aquellos elementos y personas que puedan influir en la educación, de manera directa o indirecta.
La familia es parte de la comunidad educativa y no debe quedar la margen de esta problemática. El compromiso y participación de los padres en la transmisión de hábitos y actitudes es clave, pues ellos son los encargados por el sistema social de la educación de los hijos en los temas necesarios para la vida: alimentación, higiene, salud, afectividad, etc: y la educación vial debe ser entendida como un factor de adaptación al medio y de prevención de accidentes en el presente y de concientización social en un futuro.
Se debe concietizar también a los padres de la necesidad e importancia de tratar el tema vial con sus hijos, informándoles mediante charlas, talleres u otras actividades, de cómo y dónde deben hacerlo para que sea eficaz, con el objetivo de aunar los esfuerzos de toda la sociedad para que de una forma operativa y coordinada se colabore en este campo.
Así pues, la implicación de los padres en aspectos relativos a la educación vial, es fundamental, ya que son los que de una manera directa y práctica van a dar ejemplo a sus propios hijo/as. Van a ser referentes y van a condicionar muchas de las actitudes de sus hijos como futuros conductores.
Se sabe también que los niños aprenden mejor en situación real que en el aula y que los procesos de aprendizaje imitativo prevalecen sobre cualquier otro. Esto hace imprescindible el asociar a los padres en el proceso de enseñanza aprendizaje.
En primer lugar porque son los únicos que pueden controlar individualmente la conducta vial del niño en situación real; en segundo lugar, porque son el modelo más potente y más frecuente para sus hijos.
La educación vial es un tema que requiere un tratamiento permanente y “el ejemplo” el mejor educador posible. Por ello la importancia de trabajar con la familia, para juntos poder lograr una mayor movilización en los hábitos y costumbres que ejercitamos a diario.
Rol de la escuela
La educación vial es muy importante para el desarrollo personal e integral de los alumnos pero también para un proyecto de sociedad más cívica, respetuosa, libre y pacífica; integrándola en el diseño curricular, impregnará las distintas áreas y adquirirá un carácter interdisciplinar. La Educación Vial se entiende, según Castaño (1995) como toda acción educativa permanente, que favorece el desarrollo de conocimientos, habilidades, hábitos de comportamientos, valores y actitudes positivas frente al tránsito con el fin de mejorar la seguridad vial, para reducir así el número de accidentes y sus secuelas. Sólo con un vistazo por nuestras rutas y calles, podremos apreciar que los ejemplos que diariamente viven los escolares no son siempre los más adecuados ni como peatones, ni como pasajeros ni como conductores.
La seguridad en las calles no debe ser producto del miedo, pues sabemos que la educación por el miedo no hace más que crear una fractura entre el ciudadano y la ley, entre cada individuo y la comunidad, formando seres temerosos e inseguros.La misma se sostiene en valorizar la vida del prójimo y la de cada uno como algo fundamental, como una correcta forma de convivencia, no basada en el temor a las sanciones disciplinarias.
Se hace pues necesario incentivar entre nuestros alumnos /as una actitud de confianza y seguridad, que les permita desarrollar un espíritu con una conciencia clara con las que puedan, en un primer momento, identificar posibles riesgos que se produzcan a su alrededor, es un segundo momento, evaluar exactamente el grado de peligro que se les presenta y en último lugar, responder del modo más eficiente a cada situación.
Rol de toda la comunidad educativa y de la sociedad
Es necesario aunar los esfuerzos de toda la comunidad educativa y de la sociedad en general, para que de una forma operativa y coordinada se colabore en este campo, puesto que la problemática en nuestras carreteras, nos atañe a todos: la seguridad es tarea de todos.
Así pues la Educación Vial debe dirigirse al conjunto de personas implicadas en el proceso educativo, ya que las actitudes de los alumnos, los padres y los profesores hacia la misma constituyen un factor determinante de su éxito.
Para ello es apropiado, incorporar programas educacionales de cara a toda la comunidad educativa, para desarrollar actitudes positivas.Nos encontramos en una sociedad en la cual los accidentes se perciben como una fatalidad y lo que es peor nos cuesta darnos cuenta de nuestros propios errores, despistes o causas que provocan los accidentes, así como aceptar y asimilar que las normas de tránsito son para los conductores y los peatones.
Son tres los factores que intervienen para provocar accidentes:
- El Factor humano: donde los accidentes son provocados principalmente por el alcohol, fatiga, ruido, falta de oxígeno, falta de atención, abuso de drogas legales e ilegales, no señalizar debidamente las maniobras.
- Factor Vehículo: ocasionado por el mal estado de luces, frenos, neumáticos…
- Factor ambiente: consecuencia del mal estado del tiempo, señales de tráfico, camino, ruta o calle…
Durante el periodo educativo, nuestros esfuerzos se deben aunar en dar a los niño/as y jóvenes herramientas con el fin de que el denominado factor humano sea cada vez menor, aunque no podemos obviar que en los restantes factores está también tácitamente el ser humano.
Algunas de estas propuestas pueden ser:
- Charlas con la Policía Local del municipio.
- Actividades con material multimedia. El material pedagógico puede ser aporta por la Dirección Provincial de Tráfico y el Instituto Mapfre de Seguridad Vial.
- Circuitos con bicicleta triciclos y kart en algún parque municipal de Educación Vial o bien en la pista deportiva del colegio en la que se ponen en práctica los conocimientos, comportamientos y actitudes adquiridas.
- Juegos y actividades lúdicas
- Unidades Audiovisuales de Educación Vial
- Programa de Educación Vial asistido por ordenador: la bicicleta.
- Proyecciones en la sala de audiovisuales del colegio, en colaboración con los Policías Locales
- Campañas de sensibilización ciudadana sobre el tráfico
- Taller de señales y montaje de circuito de tráfico
- Edición de trípticos sobre nuevas tasas de alcoholemia, cinturón y casco, circulación en rotondas y carné por puntos.
- Concurso Infantil de Dibujo sobre Seguridad Vial.
- Taller de conducción: se les entregará un carné con 12 puntos que irán perdiendo a medida que cometan infracciones en la prueba práctica. Por ejemplo, no respetar un stop o no llevar casco, restará cuatro puntos. Y cruzar por un lugar indebido, quitará otros dos. Para recuperar los puntos, los pequeños deberán explicar qué situaciones de riesgo han cometido y cuál sería la conducta más segura.
- Taller de Dramatización.
El alumno/a, en función de su edad, diseñará títeres, marionetas…, que posteriormente darán vida a unos guiones elaborados por ellos mismos, que representarán con gestos y palabras para el resto de sus compañeros/as, en unos escenarios diseñados también por ellos mismos. Se intenta favorecer la capacidad crítica, expresiva y comunicadora de los alumnos/as y también desarrollar la imaginación, el lenguaje y el trabajo en grupo.
Es necesario hacerles comprender la necesidad de la existencia de unas normas que coordinen sus vida diaria, de no solo aprender el significado de cada señal de tráfico, sino la comprensión del por qué de cada señal y su ubicación, así como el objetivo que pretende cada una de ellas. De esta forma se les educa haciéndoles adquirir unos hábitos de conducta que les seguirán toda la vida, con el objetivo de provocar y asumir por ellos mismos su propia responsabilidad y que adopten sus propias decisiones.
Posteriormente se puede iniciar en el aprendizaje de las normas, señales y consejos relativos a su conducción, ya que algunos jóvenes entre doce y dieciséis años son usuarios habituales de bicicletas y ciclomotores.
Del mismo modo, en estas edades es un buen momento para iniciarles en conocimientos muy básicos de las primeras medidas a practicar en caso de accidente.
Los objetivos, contenidos y criterios de evaluación estarán relacionados con las áreas de Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Ciencias de la Naturaleza, Tecnología y Educación Física.
Algunas propuestas para trabajar con estos los alumnos/as de estas edades en el centro pueden ser:
Programas educativos e informativos en los que se facilitan a los radioyentes sugerencias y consejos
Campaña de Educación Vial Escolar
Campaña de sensibilización ciudadana sobre el tráfico
Cursos sobre accidentes de tráfico y primeros auxilios.
Bibliografía
• Castaño Pardo, M.J., “Educación Vial en la escuela”. ICE .Documento didáctico núm. 131. Salamanca, 1989.
• D.G.T. Manual del conductor. 1999
• D.G.T. “Los Talleres en la Educación Vial Escolar”. Salamanca. 2001
• FERNANDEZ, J.M. (1999). Los valores en el marco de la Educación Primaria. Educadores, nº 189, 93-97.
• Manso, V. y Castaño. M.: Educación para la Seguridad Vial. Alauda-Anaya, Madrid, 1995.
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