En la provincia de Corrientes, murieron tres jóvenes y otros cuatro resultaron heridos al chocar un BMW y un Chevrolet Corsa cuando presuntamente participaban de una picada a las 3 de la madrugada, según informaron fuentes policiales y testigos del lugar. Las víctimas fatales fueron identificadas como Alejandro Mauri, de 21 años, quien sería el conductor de uno de los autos; Rodrigo Cotora, también de 21, y Zaira Scotto, de 18 años. Mientras que las cuatro personas internadas en el hospital Escuela de la ciudad de Corrientes son Víctor Gómez (32), Macías Albert (23), una menor de 16 años, y un joven de 25 años aún sin reconocer. Los mismos permanecen en terapia intensiva.
Según estadísticas de CESVI ARGENTINA, los jóvenes entre 21 y 35 años participan en un 45,8% del total de las lesiones ocurridas en los últimos tres años, es decir, durante el 2006, 2007 y 2008. “El dato es preocupante entre los jóvenes de 21 a 35 años, dado que hay una trágica combinación de factores como la inmadurez emocional, los comportamientos riesgosos y la falta de experiencia en la conducción que convierte a estos conductores en un verdadero riesgo al volante”, asegura el especialista Hernán De Jorge, Responsable de Seguridad Vial de CESVI ARGENTINA.
Picadas callejeras, adrenalina mortal
En particular, las picadas callejeras tienen un componente muy emocional y pasional. Y como cualquier otra actividad automovilística, se nutre de la rivalidad. Pero lo peligroso es que en este caso, esa rivalidad no está controlada por nadie. “Se ha creado una peligrosa costumbre entre los jóvenes de correr carreras en la calle. Les gusta la idea de ir con su auto, cruzarse con otro y ´tirar´ para ver cuál anda más. Y pese a que hay lugares indicados para hacerlo, como las picadas legalmente organizadas en los autódromos, muchos no pueden esperar hasta el fin de semana y allí es cuando se generan las picadas clandestinas en cualquier lugar del país”, tal explica De Jorge, Responsable de Seguridad Vial de
CESVI ARGENTINA.
Durante las picadas, en pocos segundos se debe alcanzar un nivel de velocidad que ampliamente supera los límites legales. Según pudimos comprobar en nuestras investigaciones, las altas velocidades tienen una implicancia muy grande en los siniestros de tránsito graves. De nuestras investigaciones pudimos comprobar que por cada incremento de 20 km/h en la velocidad de un vehículo (pasando por ejemplo de 80 km/h a 100 km/h) se duplica la consecuencia en cuanto a la destrucción generada y cuadriplica la posibilidad de generar heridos o víctimas fatales. Por otro lado, las posibilidades de generar una maniobra efectiva se ven reducidas por el incremento de distancias recorridas en el momento de la reacción del conductor. Además, producto de la velocidad, los conductores involucrados no llegan ni siquiera a accionar el pedal de freno.
El alcohol y conducción, la mezcla más peligrosa
Otro de los factores que está presente en los siniestros con jóvenes es el alcohol. Los principales efectos que sufre un conductor alcoholizado es la limitación y alteración del estado psicofísico. Esto significa que el individuo se siente menos inhibido, no se reprime para conducir y no mide los riesgos. Además, a medida que se incrementa la cantidad de alcohol ingerido, se ven afectados la coordinación de los movimientos y los tiempos de reacción, retardando las maniobras.
Con los 0,5 gr/l de alcohol que permite la ley, los riesgos se incrementan hasta 5 veces en comparación a una persona en estado de sobriedad. En nuestro país, la ley establece como tasa de alcoholemia legal 0,5 gr/l de alcohol en sangre. Pero en CESVI analizamos los efectos que produce el alcohol en la conducción y observamos que aún con poco consumo de alcohol, como puede ser un vaso de vino o cerveza (0,2 gramos de alcohol por litro de sangre aproximadamente), ya se advierten consecuencias graves en el conductor.
Mucha gente cree que como nuestra ley penaliza el consumo de alcohol a partir de los 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, sus efectos peligrosos se manifiestan a partir de ese valor. Sin embargo, a través de una serie de pruebas CESVI demostró que la cantidad de alcohol en sangre que sugiere la norma es un límite muy alto y que valores inferiores ya constituyen un riesgo para manejar.
La noche, cómplice de los excesos
Los horarios son de lo más variado para poder efectuar una picada en la calle, pero estas verdaderas cofradías prefieren moverse bajo el amparo de la oscuridad para disimular y no llamar la atención y evadir los controles. Además, la noche genera una falsa sensación de seguridad. Muchos creen que al haber menos tránsito en horario nocturno la posibilidad de tener un accidente es más remota que de día. Sin embargo, Las estadísticas de la base de datos de los más de 5000 siniestros relevados por
CESVI ARGENTINA señalan que en el horario que va desde las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana se triplica el riesgo de sufrir un accidente de tránsito respecto al resto del día. Si bien en la franja horaria nocturna se registra una menor cantidad de siniestros, el resultado del análisis está basado en la proporción que existe entre cantidad de siniestros y cantidad de autos circulantes. En este lapso de tiempo se producen el 11,31% de los siniestros de todo el día con apenas un 3,95% del parque de autos circulante; en cambio entre las 6 y las 18, ocurre un 64% de los siniestros del día con un promedio del 34% de los autos circulantes de una jornada completa. Si se tiene en cuenta la proporción entre autos y siniestros, es evidente que el riesgo de noche es tres veces mayor que en el resto del día.
Malas compañías
Otra particularidad que podemos encontrar en este tipo de siniestros es que los choques de estos jóvenes suelen producirse cuando hay más de un adolescente en un vehículo y el riesgo aumenta con cada pasajero adicional. Un estudio realizado por el IIHS de Estados Unidos demuestra que cuando los adolescentes conducen acompañados por otros adolescentes lo hacen más rápido y dejan menor distancia con el vehículo que los antecede. Esa experiencia, que involucró a más de 3.000 automóviles en rutas cercanas a 10 escuelas públicas de Washington, informó que los adolescentes son los que más aumentan la velocidad y el exceso en más de 15 km/h fue más frecuente cuando los acompañantes eran de sexo masculino. El estudio se realizó sobre una muestra de 471 vehículos conducidos por adolescentes, 245 por varones y 226 por mujeres; unos 232 automóviles iban sólo con el conductor y el resto tenía uno o más pasajeros. Según este estudio, el riesgo de choque en conductores adolescentes es mayor que el de cualquier otro grupo de edad.
Mucho por hacer
Antes que nada es fundamental entender que los conductores jóvenes necesitan controles intensos. Es por esto que aquí recopilamos una serie de recomendaciones para que padres, familiares y amigos puedan colaborar en la formación como conductores seguros y en la prevención de siniestros.
Limitar el co
nducir de noche. Procurar que los jóvenes no manejen de noche. Las salidas nocturnas suelen ser para divertirse y hacen que estos conductores sean propensos a evadir las reglas, a distraerse fácilmente y ser incentivados a tomar riesgos.
Limitar los pasajeros. Los pasajeros no deben superar el número de cinturones que posee el vehículo.
Usar el cinturón de seguridad.
No manejar después de beber. Absolutamente prohibido. Explique claramente que es ilegal y muy peligroso cuando un adolescente conduce después de beber alcohol o tomar cualquier droga.
Prensa Cesvi Argentina
Lic. Soledad Bereciartúa